jueves, agosto 30, 2007

Leona Leonora / Fragmento


LEONA LEONORA / FRAGMENTO DE NOVELA INÉDITA


Quisiera tener la certeza de que una vez separados, el mal terminará entre nosotros. Somos un cáncer que no termina de matar.
Separarnos significa que me quedo sin mi hijo, que se le amputa la oportunidad de ser educado por su padre, significa que un día cuando despierte y note mi ausencia, sólo tendrá tu compañía, guía y cuidados, sólo a ti como figura de amor, autoridad, respeto e imitación. Será tu reflejo, tu compromiso, tu misión. Serás su ejemplo mientras yo le haré tanta falta como él a mí.

Independientemente de la culpa que siento por haber traído un hijo este mundo infame, llegué a creer que había sido lo mejor que me había pasado en la vida, pero es una creencia huérfana, a veces sucede, como hoy, que pienso lo contrario puesto que me veo obligado (por el agotamiento de mi voluntad, fuerza y esperanza) a renunciar a los pequeños e infinitos brazos de un ser inocente al que no supimos valorar en absoluto. Tal vez él no tuvo la suerte de ser un niño planeado, pero no merecía los padres que somos, le ruego a Dios me perdone, que perdone mis faltas como padre, que perdone mis pensamientos cuando imagino que Él se lo lleva y me quedo con la resignación y castigo de que ha sido Él quien decidió quitárnoslo por no saber amarlo, que es Él quien nos lo quita, y no la podrida forma de llevar nuestra vida, ni la simbiótica relación que llevamos contra los cachetes rosados, carnosos y sanos de nuestro hijo que no hace otra cosa que ver televisión mientras peleamos. Que me perdone Diosito por ser tan egoísta, por creer tener la seguridad de saber lo que es mejor para mi hijo, es sólo que los remordimientos no me dejan vivir, y encuentro muy cómodo decir que sólo Dios sabe porqué hace las cosas, y que tal vez por eso ya nos quitó un hijo, ni cómo dudar, entonces, que existe Dios, que existe y manda señales, que existe y manifiesta que también se pudo haber equivocado al darnos a R, temo mucho que se de cuenta, soy lo suficientemente cobarde para echarme a los lobos antes de ver cómo se lo lleva. Tengo temor de Dios, de su grandeza y sabiduría. Si alguien es justo, es Él, si alguien nos conoce, es Él.

Más allá de nuestra inmadurez, más allá de nuestra maldad y estupidez, existe una luz reservada para mi hijo, son mis sonrisas, mis abrazos, mis cariños y mis cosquillas, y aunque que ya no podré besarlo todos los días, el día que lo bese, aunque pasen meses o años, el día que lo bese se abrirán los cielos y daremos un paseo tomados de la mano, volaremos sobre la ciudad y encontraremos, los dos, las cosas valiosas que perdimos un día con el temor de no volverlas a ver, encontraremos tesoros que nos tenía reservados la vida, y me perdonará, creo que sí me perdonará.

Esta tarde Dios me ha dicho que perdí mucho tiempo, que el daño ya está hecho.

No me gustar pensar, entonces, en el futuro de mi hijo, conozco niños tullidos, niños maleados, identifico el dolor en los ojos de un niño, sus carencias, traumas y dolores.
No me gusta pensar, entonces, en su futuro. Siendo un niño criado en un ambiente malsano, de extremos emocionales, no le auguro un desarrollo ideal, mucho menos normal, con sinceridad te digo que no bastará que seas una buena madre pero sé que te esforzarás, sé que sangrarás antes de verlo sufrir.

He decidido ya no estar donde la estabilidad se llama a ratos y las canciones de cuna fueron gritos en la noche. He decidido ya no formar parte del crimen que significa darle a nuestro hijo el infierno en su propia casa. Lamento perdernos verlo crecer, para siempre, perdernos juntos muchas cosas de él.

Y lamento también no ser quien te abrazará, que sus ojos vean en el lugar que fue mío a un hombre como tú lo deseas y necesitas, que no será nada suyo jamás.
Esta carta es la última.

Dios los bendiga.



Fragmento de Leona Leonora
Novela Inédita / 2006
Luis Martínez Álvarez®


domingo, agosto 19, 2007

Aceritjo

Miré que no tengo un problema
Tengo un acertijo

Lo supe al ver en mi excusado
-en mi fría boca de porcelana,
una madrugada sin ella-

Seis boquillas de cigarro
todas ellas en miados ahogadas
Cuando en realidad
tres cigaros me he fumado

LMA®

sábado, agosto 11, 2007

Revista Amalgama

Sólo para compartirles mi gusto por aparecer en la publicación de quinto aniversario de la revista Amalgama.
Hubo espacio para uno de mis poemas inéditos...



Una especie de poesía

Cuando la vi tan cerca
Maravillosa
en toda la magnitud de su calcio consonante
-armadura y esqueleto-
de sus vocales curvas
Ya no quise conocerla

Debía sus pestañas juntar
o mirar al Sol -su espejo-
para rodearla sin miedo
Ilusionado de ver bajo su lienzo
el cálido cofre de su artificio milenario
-consumista de rapsodas-
Perfecta Imagen de históricos amores levantada
Debías dormir
para rodearte sin miedo
y atar mis versos a tus piernas
Sentirme así digno de tu pisada
en el suelo de los vulgares

No duermes
Vigilas siempre las viñas
Donde tus coplas selectas dominan sobre la
Vid
-Señuelo Cruel-
Del labrador entregado a tu satisfacción
De fecundas mentes obligadas
a escribir sobre los tallos de tus tierras
Haces de ellos
-haces de mí-
Nitratos a tu inmortalidad
El anzuelo exquisito
para espolear el cadáver
una vez cruzada
la invisible línea de tus terrenos

Tus terrenos
Tu carne
Da igual
pues gimes por el orgasmo
de aquellos a quienes tus labios
ocupan sin discriminar
-Bastarda Versoservidora-
No te importa sea la vulva pueril
o el falo seco de su padre
Matas por igual
Basta un diente de curioso para despojarles el alma
y ensenártela
en ofrenda por la gloria
de un fútil poema
que será también su epitafio

Habrá quien desee morir en tus entrañas
Satisfecho peón del Arte
-estricto-
de yuxtaponer la carne con el hueso
sobre claros reticulados
Sin embargo
Soy yo quien dice lo que es el vientre:
La bota de cuero donde bebo los sueños
en ti depositados por toda la humanidad
Soy yo quien te define
Puta Suprema
Una especie de poesía